Desde pequeña te engañan en las películas en las que
aparecen universidades monumentales, grandes y luminosas. En ellas hay un
enorme gimnasio para el equipo de basket. A las afueras, los campos de fútbol,
con su césped perfectamente cuidado, fornidos jugadores de rugby entrenando y
sus respectivas cheerleaders ensayando. También jardines inmensos en los que la
gente almuerza sándwiches con mantequilla de cacahuete. Dentro hay taquillas
para guardar los libros o cartas de amor –incluso a algún gafapasta que otro-.
Al zulo solo van los que se portan mal, es una especie de asfixiadero (véase Matilda). La
cafetería es gigante y cada mesa pertenece a una tribu urbana, ya sean los rockeros,
los góticos, los inmigrantes, los populares, etc. Si se mosquean entre ellos,
hay guerras de comida por toda la cafetería, incluso llega un momento en el que
todos se levantan y empiezan a cantar y bailar a la vez al más puro estilo High
School Musical (me lo ha dicho una amiga que las ha visto todas).
Pero llegas, miras a tu alrededor y piensas. Y entonces te
das cuenta, lo ves todo mucho más claro. No hay nada de eso. NADA.
El césped, no existe. Las taquillas, tampoco. Los guapos
jugadores de rugby y las animadoras, yo no los he visto. El zulo, no hay quien
se libre de él. La cafetería en hora punta es lo peor, no encuentra mesa ni
dios padre todo poderoso. Vamos, un engaño. Estoy muy descontenta con las
instalaciones, no sé si me he explicado bien.
Patricia Carrillo Fernández.
Yo también estoy muy disgustado al respecto.
ResponderEliminarDesde pequeño he visto muchísimas películas sobre muchas cosas, pero hace poco fui al Selwo Aventura y salí casi llorando...
Descubrí que los elefantes no podían volar, ni los suricatos podían hablar...
Traumático...
Pd: Esto es España, no Estados Unidos.
- Oscar de la Rosa
Yo lo llamo ironía, no sé como lo llamarás tú.
ResponderEliminarPatri.