Málaga
está muy bien por muchas cosas, precisamente una de ellas no es su universidad,
pero de esto ya he hablado suficiente. Málaga destaca por lo que ya todos
sabemos: sol, playa, pescaito, bla, bla, bla...
Si
algo odio es ir fuera de Málaga y cuando digo que soy malagueño me respondan
diciendo: “igual que Pablo Alborán”. Ahí es cuando sería capa de perder los
nervios y emular la famosa escena de Fargo,
no obstante soy una persona civilizada y entrenada a base de esos extranjeros
que cuando dices: “I’m from Spain” te responden con un perfecto: “Toros, toros,
olé”.
Enlazo
con el párrafo anterior y así puedo hablar un poco de la plaza de toros de
Málaga, que es preciosa, por supuesto, pero que es más bonita cuando alberga
conciertos que cuando alberga corridas (aprovecho la ocasión para llamar “catetos”
a los señores que fuman puros y sacan pañuelos blancos).
Concluyo
diciendo que Picasso, con el gran genio que era pintando, lo tonto que fue
despreciando esta ciudad.
pd:
La mejor decisión que se ha tomado en esta ciudad en los últimos años ha sido
la de ponerle una calle a Don Manuel Pellegrini.
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