jueves, 25 de abril de 2013

Moonrise Kingdom



La verdad es que llevaba unas expectativas no muy altas sobre esta peli, pues aunque me habían hablado bastante bien de ella y había leído y oído bondades de numerosas personas, nunca me gusta llevar las expectativas muy altas pues no sería la primera vez que me llevo un gran chasco.
Me dispuse a ver la película como el 99% de las veces que veo una, sentado en el sofá.
Los primeros minutos de la película me crearon un desconcierto que, no recordaba haber experimentado nunca, o al menos de esa manera con ninguna otra película en mucho tiempo. Quise saber más y, aunque el género de esa película no era de los que más me atrajese, no podía apartar mi vista de la pantalla.
No pienso hacer spoilers ni nada por el estilo, porque creo que es una película que todo el mundo debería ver, porque sin duda merece la pena.
Roman Coppola y Wes Anderson son los encargados de dar forma a una de las cosas que hace de esta película lo que es, una gran película. No es otra cosa que el guion, que sencillamente es excelente. No deja suelto un cabo, “representa una especie de no-mágica Nunca Jamás – ese fugaz instante cuando el mundo puede ser tan pequeño y un ingenuo enamoramiento puede consumirlo todo”. No he vivido los años 60, pero la película nos los transporta de una manera impensable, espectacular. Te teletransporta a la historia.


Los actores no se quedan atrás, los dos niños protagonistas, Kara Hayward y Jared Gilman bordan el papel pese a su prematura edad. La caracterización de ambos personajes es excelente y, pese a tener casi una nula trayectoria, realizan un papel que a un actor con 30 años en la profesión no lo sería fácil realizar. Es, entonces, cuando tengo muchas ganas de verles en su próximo papel, porque hay que tener a ambos chicos muy vigilados, que prometen.
La historia avanzaba y con cada segundo mi interés aumentaba. Moonrise Kingdom puso un punto más en mi opinión de que no hacen falta mil efectos especiales superguays para producir una película. El director de fotografía tuvo una gran importancia. Paisajes, ambiente de la década de los 60, procesado de la imagen… los planos, reinados por el travelling, son muy característicos y le dan un seño de identidad a la película.
No me quiero entretener mucho más, ya que yo, de crítica de cine, más bien nulo. Pero es una de esas pelis que, aunque no sea comercial ni te la vendan, merece la pena ver. Es una de las películas con las que más he disfrutado y son unas pocas de cientos las que he visto. Y sin duda, la recomiendo a todos, que os sentéis, disfrutéis, soñéis y viváis lo que viven los protagonistas, porque realmente merece la pena.

-Guillermo del Castillo Amaya-

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