No soy muy de criticar, es más, preferiría guardar silencio en lugar de ponerme a buscar defectos de esta nuestra querida facultad, pero sin embargo es lo que me corresponde hacer en este caso.
Siempre nos han dicho que si queremos estudiar, debemos estar relajados, cómodos, centrados, calmados y demás adjetivos situados en esta línea. Sé que lo más óptimo y que ofrece un ahorro importante (tanto de espacio como de dinero) son las mesas por filas, con sillas inamovibles, más duras que un leño, y que te dejan el trasero y la espalda total y absolutamente doloridos. Sin excepción, me atrevería a decir que todos acabamos cansados de estos asientos y estas mesas, que tenemos que soportar de vez en cuando más de cuatro horas al día sin opción de pegarnos más o menos para tomar apuntes, estirarnos, o acabar con calambres en las extremidades. No estoy diciendo que tengan que ponernos asientos mullidos, con almohadas de plumas ni mesas que se acerquen o se alejen a nuestro gusto, pero un poquito de coherencia...
El hecho de tener que ponerse de pie, dejar pasar a tus compañeros o sentir vergüenza de saber que te tienes que ir (o necesitas ir al baño por urgencias fisiológicas), pisar sin querer a la gente, interrumpirles la visión (y que de la casualidad de que no haya podido copiar la última frase de la diapositiva) y demás problemas relacionados porque las mesas y las sillas están más pegadas que las lapas deberían ponernos a pensar un poco. En el colegio ni las mesas ni las sillas eran de un confort supremo (eran de madera al igual que estas), pero al menos estaban separadas y permitían algo muy necesario: movilidad. Ello sin tener en cuenta el espacio... Mi espacio vital para escribir (aunque sea en un ordenador) sin molestar al de al lado o que el de al lado me moleste a mi es importante, ya que yo puedo querer tener mis cosas repartidas en mi espacio de la mesa, pero ¡qué demonios! al otro le puede pasar igual... Y como la mesa es una sola y es tan larga, no se sabe qué espacio real es determinado para quién... De igual forma, para personas un tanto más bajas (o cortas de extremidades) resulta insano estar con el culo pegado al filo de la silla porque no se llega a la mesa para coger los apuntes... Ese sideral espacio entre silla y mesa te hace encontrarte en la enorme tesitura de "¿Me jodo la espalda pero cojo apuntes?" o "¿Me apoyo al respaldo pero no apunto absolutamente nada de lo que dice el profesor?
Estas cosas tan absolutamente simples no se tienen en cuenta o no se les da la suficiente importancia por el ahorrar... están tan empecinados en ahorrarse unos euros para dedicarlo a tonterías que no piensan que quizás parte de las faltas de asistencia, de la poca atención, de la desgana de tomar apuntes, etc. pueda deberse sencillamente a que el lugar de estudio o aprendizaje no es cómodo en absoluto. Personalmente prefiero estudiar en una silla y una mesa que al menos pueda mover, que tengan un mínimo grado de comodidad y en el que si yo me muevo o muevo algo de mis apuntes por la mesa no moleste a nadie. ¿Sencillo verdad? Pues tan fritos que estamos y tan poco que se molestan en cambiar las cosas.
Connor Kenway
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