jueves, 14 de marzo de 2013

sonrisas de la inconsciencia



Esta foto se la tome a uno de mis mejores amigos mientras me contaba algo de su vida y me gusta porque tiene una sonrisa de esas que lanzas con el alma, de esas sonrisas inconscientes que te dan un respiro.

Últimamente me ha dado por pensar en como juega la vida y el destino con nosotros, o como nosotros jugamos con nuestro destino, las decisiones que tomamos nos van cambiando la dirección o el  plano. Estos pensamientos, a veces no solo me pierden la mirada sino que me nublan por completo el semblante y otras tantas me encuentro sonriendo como tonta.  No estoy segura aun de cómo funciona, no se si las cosa pasan por algo o algo en nosotros nos hace pasar por ciertas cosas. La verdad no me quiero decidir por ninguna, porque una postura me deja como tonta sin decisión, como una hoja que el viento mueve a su antojo, y la otra me vuelve completamente culpable y responsable de la vida  y el momento que vivo. Me gusta pensar que es un poco de las dos.

¿Cuantas historias pudieron ser diferentes y sin embargo hoy son lo que son y serán lo que fueron?

Este tipo de preguntas me devoran la mente en cualquier rato de ociosidad mental, en el bus de regreso a casa, viendo detenidamente la orilla del azulejo mientras me lavo los dientes, mientras me fumo un cigarrillo a solas en el balcón, en fin… de dos a tres momentos al día por lo menos.

Se sonríe, con la esperanza de que el destino te ha puesto en un mejor lugar y que tus decisiones han sido acertadas, pero siempre queda un hueco con la duda de cómo pudo ser, y con la seguridad de que siempre será parte de tu historia, buena o mala pero muy tuya.

 Al cambiar de pagina, quizá solo seamos parte de la estadística, quizá sólo un nombre más en la lista, un recuerdo de la mente de alguien más, a quien también vamos y le robamos sonrisas inconscientes, sonrisas inconscientes del tipo que se escapan mientras soñamos despiertos.


A fin de cuentas sonreír es lo único que tenemos para hacer de esta una mejor historia, soñar despierto o dormido o como sea, es la mejor forma de no perder la esperanza, la gracia y la fe, en un mundo que a veces parece ir tan rápido y desconsiderado de estas historias que se escriben, se borran, se rompen y se vuelven a empezar.



Laura Campos

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