Últimamente estoy yendo bastante por Madrid, en esta ocasión
dejé los preciosos planes de borracheras y garitos para visitar un poco la
ciudad a la vez que acudía a algún evento cultural.
Fueron nada menos que tres veces las que acudimos al Museo
Thyssen para intentar conseguir una entrada para ver una exposición
de Hiperrealismo que sin haber visto la recomiendo a todo el mundo. Más
después de haber estudiado el año pasado a algunos de los autores de estas
impresionantes obras en la asignatura de Teoría y análisis de la imagen fija.
Pero nada, como ya he dicho lo surrealista fue no conseguir las entradas en
tres ocasiones.
De modo que para no quedarme con las manos vacías entré a la
exposición de Impresionismo
y aire libre: De Corot a Van Gogh mucho más seria y anticuada. La mayoría
de los cuadros databan de 100 o 200 años atrás, la época en la que se dio este
movimiento artístico. Salieron a resurgir todos los conocimientos que he
adquirido en la asignatura de Cultura Visual el pasado cuatrimestre. Ya sabéis,
todas esas aburridas prácticas de John Berger que al final resulta que sí
sirvieron para algo. Por otra parte también lo relacioné mucho con los
fotógrafos naturalistas que estudiamos en Historia de la imagen fija. Todos los
cuadros que allí se mostraban eran paisajes y si mal no recuerdo los
naturalistas hacían los mismo debido a las limitaciones técnicas de la
fotografía en aquella época, entre otros aspectos.
La verdad es que sí, todo precioso. Los había mejor o peor
pintados, más realistas o menos. Todo precioso hasta que llegamos a Van Gogh.
Ese cuadro que ves desde la otra punta de la sala y parece que tiene luz
propia, con colores tan vivos y trazos enérgicos. Lo primero que te dices a ti
mismo es “Tiene que ser un Van Gogh” cuando te acercas y lo corroboras lo
segundo que te dices a ti mismo es “¿Cuánto opio se metía por el culo?” y
perdonen la expresión, pero no soy el primero que habla de un posible problema
con las drogas aunque es conocido que tuvo problemas de salud mental.
Sinceramente a mi me parece fabuloso su arte aunque les digo
de antemano que en estos de cuadros yo no soy más que un “paleto” que este año
ha visto despertar su interés por el óleo. Cuando me acercaba a cada uno de sus
cuadros podía adivinar el sentimiento que puso en cada uno de ellos, desde la
fuerza y energía de los trazos más primaverales.
Hasta la triste melancolía de un puerto en un atardecer de
otoño.
Ahora les propongo un juego, desde la
sala virtual del Museo Thyssen ¿Serán capaces de adivinar que cuadros son
un Van Gogh?
Jorge Ayllón García
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