La Capilla Sixtina, esa gran obra del Renacimiento
italiano hecha por Miguel Ángel y tal, que es lo más culto que he visto, así a
ojo.
Aunque, tampoco os creáis que la vi muy bien. Fue de esos
viajes de fin de curso que se hacen con el instituto. Ahí lo que menos te
importa son los monumentos que vas a ver, y lo que más, la gente con la que vas
y la ‘‘libertad’’ de unas vacaciones sin tus padres. Escuchando continuamente frases
pre-viaje como ‘‘La vamoh a liar parda’’, ‘‘esta vez la Lore cae fijo’’ o ‘‘todos
los caminos llevan a Roma’’ entre otras, que al fin y al cabo, vienen a decir
lo mismo. Nada.
El caso es que, te plantas allí porque te han levantado a
las siete de la mañana, te chupas/comes una cola/fila de hora y media, hora y
tres cuartos aprox. -con la resaca del día anterior-, aún teniendo la entrada
VIP de grupos que entran directamente y que te han obligado a pagar los de la
agencia de viajes de los collons. Entras y solo ves enormes hombres de negro, trajeados y con cara
de pecadores.
A la izquierda 5897695867 personas comprando entradas a
precios descomunales, a la derecha más hombres de negro y justo en frente,
escaleras mecánicas, algo raro. Parecía un centro comercial típico romano. De
todo menos lo que tenía que parecer. A mí me daba miedo.
Todo el mundo se creía que iba a ver al Papa, pero
estaría de papeleo y no apareció.
Cuando llegué me tuvieron que avisar que estaba allí,
porque no me di cuenta. Y es que todo lo que realmente llamaba la atención
estaba en el techo. No suelo ir mirando hacia el techo.
Todo el mundo impresionado por su alrededor y porque lo
que se encontraba en el techo parecían esculturas, y en realidad eran frescos –yo
la primera-. Se oían comentarios tipo ‘‘Ay! Mira la pintura q parece una
escultura’’ cual ‘‘Ay! Mira er cautivo q parece q va andando’’, pero eso ya es
la jerga de cada uno.
El caso es que me impresionó muchísimo. Y no es para
menos. Pero si me dieran una de esas encuestas de satisfacción, pondría que se
preocuparan del aforo limitado, que no ilimitado. Para poder facilitar más el
movimiento de las personas visitantes, y eso. Me despisté dos o tres veces de
mi grupo, demasiado lleno, cual botellón de la feria de Málaga o cual Arenal
Sound.
Creo que es una obra maravillosa, obviamente, pero que el
ansia del dinero puede matar, de una manera u otra.
Me arrepiento de no haber estado al cien por cien para
poder verla y apreciarla bien. Sé que si ahora fuese lo valoraría mucho más,
porque tengo menos dinero y porque esto es harte. Besikos.
Pd: Para quien no sepa dónde está, las coordenadas son 41° 54′10 ″N
12° 27′15 ″E.
Patricia Carrillo Fernádez
No hay comentarios:
Publicar un comentario