jueves, 25 de abril de 2013

Genghis sin Genghis (Genghis: The Legend of the Ten)


Si lo que buscáis es una película biográfica que os acerque a una figura histórica como es Genghis Kan olvidaos de ésta. La ópera prima (2012) de Jolbayar y Shagdarsuren no pretende retratar la figura del emblemático conquistador, de hecho éste ni aparece por la película a pesar de que se le nombra, en su lugar prefiere centrarse en una pequeña unidad de su ejército formada por diez hombres, denominada aravt, y la misión que tienen que llevar a cabo.

El objetivo principal de los protagonistas queda planteado desde el comienzo del filme: a este aravt se le encomienda la misión de encontrar a un jefe médico capaz de curar la enfermedad que asola al ejército de Kan. Durante el trayecto, uno de los miembros de la unidad encuentra un bebé en un campamento arrasado y decide cuidar de él sin saber que el padre del niño, jefe de una tribu rival, pretende vengarse y recuperar a su hijo. Pese al rápido planteamiento de la trama el desarrollo de esta se toma su tiempo, prefiriendo regocijarse en la travesía de los jinetes protagonistas o en sus profundas conversaciones.

No os molestéis en intentar conocer a los distintos miembros del aravt o en seguir el escaso desarrollo que sufren a lo largo de la cinta, que es bastante sencilla, relajaos y disfrutad del vasto paisaje mongol, que se muestra en toda su grandeza, y de los elementos históricos y culturales. El rodaje se realizó íntegramente en la selva de Mongolia permitiendo a los mongoles demostrar sus grandes habilidades como jinetes en un país que da una imagen despiadada e inexorable. Hay que esperar hasta la mitad de la obra para poder ver cómo se desempeñan nuestros héroes en el combate armado en una breve escena de acción, a modo de calentamiento para lo que será la batalla final. Será en este momento cuando se sucedan las persecuciones, las luchas a caballo y la acción tan esperada. En una de las escenas finales me llamó la atención un soldado que, pese a que el resto de sus compañeros utilizan un arco, emplea una ballesta, el hipster del grupo supongo.

Al igual que en otras producciones audiovisuales de acción, como ‘300’ o ‘Spartacus’, se emplea el  slow motion, consistente en ralentizar la acción para luego acelerarla en el momento de mayor impacto, recurso que dota a este filme de un toque cómico debido a la exageración en la aceleración. La banda sonora compuesta por música puramente oriental, junto a uno de los personajes que la acompaña en ocasiones con su armónica, ayuda a la inmersión en la historia por parte del espectador. Pese a que pudiera parecerlo debido a su predominio, el caballo no es el único animal que aparece en la película, en una escena podemos ver a un camello siendo empleado como animal de carga, lo que permite mostrar la riqueza de la fauna de Mongolia.

Me atrevería a afirmar sin miedo a equivocarme que estamos ante un clásico atemporal mongol y una propuesta bastante interesante para todo aquel amante del cine de aventuras, de la historia o de los caballos.


Víctor A.

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