Rafael
Lechowski es un rapero maño de origen polaco que comenzó a rapear muy joven en
un grupo llamado Flowklorikos y cuyas dos primeras referencias In-extremis (2001) y Zerdos y diamantes (2002) estuvieron muy
alejadas de lo tan íntimo y excepcional que fue Donde duele inspira (2007).
La
primera gran anécdota, por llamarlo de alguna manera, fue la sorpresa de no ver
a ningún telonero sobre el escenario, pues el cartel rezaba “artista invitado”.
Mientras el DJ amenizaba lo que prometía ser una gran noche, todos esperábamos
a Rafa, que se retrasaba diez minutos. Fue entonces cuando se pararon los
platos, y una reconocible voz grave para casi todos los que estábamos allí,
comenzó a recitar un texto del que rescato esta frase: “[...] y es allí en la
profundidad de su horizonte donde al fin comprendo que mi concierto es un
espectáculo interno”.
Tras
la poética entrada al escenario y la primera gran ovación del público, comenzó
a sonar la instrumental de la canción homónima a su disco “Donde duele inspira”. Quizás aquel fue el momento más rap del
concierto, pues tras esta primera canción Lechowski presentó a los jazzistas
que le iban a acompañar durante la noche.
A
partir de ese momento, empezó lo que iba a ser un conciertazo, marcado por un
equilibrio 50-50 entre rap y jazz instrumental (me atrevería a decir que 60-40
para el jazz).
El
público comenzó siendo un público rap, para aprender e introducirse en el
respetuoso público jazz, eso sí, ciertos toques de rap como levantar las manos
y moverlas al unísono o alguno que veremos más adelante no faltaron. El local
colgó el cartel de entradas agotadas, y aunque este dato no fuera una sorpresa,
si lo fue para mí la presencia de gente adulta (40 – 50 años) entre el público.
Pasó
el tiempo volando hasta que Lechowski se ausentó del escenario y dejó a los
jazzistas tocando mientras preparaba unos textos pertenecientes a lo que será
su próxima obra: Quarcissus. Tras cinco
minutos volvió con unos papeles en la mano derecha y un taburete en la
izquierda. Después de recitar aquel fragmento que dedicó a su madre (allí
presente) y que nos dejó a todos con la piel de gallina, viví una de las más
grandes ovaciones que he visto (oído) nunca. De aquel fragmento, aunque pidió
que no se grabara nada (y la gente cumplió), me quedé con una frase: “derrotar
a un enemigo te convierte en vencedor, pero derrotarte a ti mismo te convierte
en invencible”. Y ya no quedaba tiempo para mucho, así que como buen rapero que
originariamente es, Lechowski agarró el micrófono con fuerza, los jazzistas
empezaron con el swing y Rafa improvisó unas líneas.
Francisco Javier Villalta Soler.
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