viernes, 29 de marzo de 2013

¡Qué bonita es mi ciudad!


Solamente al salir a la calle te das cuenta de todo lo bonito que hay en ella... me encantó ver el mar, el cielo azul, el sol posándose sobre mis hombros, mis brazos, mi cara... nunca me había percatado pero, esa mañana del viernes 16 de marzo fue la primera vez en mi vida que por mi mente pasó la frase "Qué bonita es mi ciudad". La verdad nunca pensé que aquel breve paseo por la nueva parte del puerto (Muelle Uno) fuese a resultar tan deliciosamente placentero para la vista, ya que pese a haber pasado por ahí más de una vez, siempre había sido de noche. No le quito encanto, ya que el poder de las luces y el contraste con los blancos del lugar hace que siga siendo, cuanto menos, bonito. Pero ese día todo tenía otro color, otra cosa especial... Hacía buen tiempo, y el sol era el principal protagonista de que todo resultase brillante. El mar deslumbraba y el blanco de las fachadas y los cristales hacía que todo resultase más amplio. Se podía respirar el olor a playa, y una fresca brisa inundaba los pulmones al ritmo de una música que ahora mismo no recuerdo. Me sentía a gusto caminando tranquila, viendo todo lo que me rodeaba, apreciando cada detalle de cada tienda... siendo francos, me encanta pasear, y no es la primera vez que disfruto con un paseo de tal calibre... 



Francamente una de las cosas que más me gustan de Málaga es su clima (cuando no se encuentra tan impertinente y lluvioso como en estos últimos días primaverales). El sol, el mar, y los colores mezclados de verde y azul dan vida a los ojos, los bañan en vitalidad y reflejan sonrisas por doquier. No importa si ese día te encuentras mal, el sol es la solución, el sol da esa incesante energía y te hace querer seguir adelante pese a que a veces estés en la sombra... y Málaga tiene mucho de sol, mucha vida, y mucho contraste. 



Pero no solo de día es una ciudad bonita a mi parecer. En veinte años de vida que tengo y nunca habiendo vivido en otro lugar puedo decir que las noches de Málaga (tanto en invierno como en verano) son de lo más placenteras si el clima acompaña (como suele ser el caso). En verano, puedes salir a la calle con ropa fresca, notando de vez en cuando la brisa que trae el mar en el paseo marítimo o en las calles del centro. Mala suerte son aquellas de "terral", en las que ya todo se torna en un calor agobiante y asfixiante (pero total y absolutamente preferible en mi caso al frío y a la lluvia). Las épocas de feria, navidad, carnaval y Semana Santa copan las calles, las iluminan, y todo ello (pese al inherente agobio suscitado por las masas de vez en cuando) hacen de esta ciudad un vivaracho torrente de sensaciones, de música que no cesa, de iluminación sin par y de alegría en prácticamente todas las fechas del año.



Solamente puedo decir al fin y al cabo, que tanto de día como de noche, en invierno o en verano, a cualquier hora del día, Málaga suscita vida, suscita ganas de hacer cosas, trae fiestas por doquier y nunca falta su buen clima y buen ambiente. Es una ciudad no solo bonita, sino alegre, que es de vez en cuando, al fin y al cabo, lo que le aporta su belleza.


Sé bien que también tiene (como todos los lugares) sus cosas feas, sus cosas mejorables, pero hoy quiero cubrirla de halagos, quiero dedicarle un espacio bueno y jactarme de vivir aquí. Porque Málaga es mi ciudad, y para mi es buena por todo lo que ya dije y todo lo que no cabe en este pequeño espacio.

Lucerania Cortés Gavilán

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