No hay nada como empezar creyendo que un argumento es de una forma y tener claro quién es un personaje "bueno" y quién un personaje "malo". Nos venden un cine lleno de historias tan idealistas con personajes tan planos que cuando vemos en el inicio de una película un gesto o frase de uno de ellos (o que este esté relacionado con una orden o compañía considerada inofensiva), ya lo encasillamos en que es "bueno". Teniendo en cuenta este factor, el personaje por supuesto ayudará a los protagonistas o se limitará a estar ahí sin interferir en los asuntos de nadie para no fastidiar. Lo mismo sucede con los personajes "malos", ya que solo basta con un gesto, acción o palabra para que los señalemos con el dedo y digamos "Lógico, si ha hecho eso es porque es malo de la hostia... ¡se nota a la legua!".
Pues bien, en un principio (y aunque sea una película considerada algo comercial por muchos) esto es lo que me sucedió con "Ángeles y Demonios". Y es que el argumento básicamente gira en torno a una amenaza directa a la Iglesia católica por parte de los Illuminati. No me pararé a explicarlo completo, pero podríamos decir con total soltura sin haber visto la película que, obviamente, los personajes que pertenecen a la sede de la Iglesia y los que colaboran con ella a fin de evitar el desastre son "buenos" y los que se encuentran en el bando de los Illuminati son "malos". Pero como no es oro todo lo que reluce, conforme la película avanza y llega a su final, descubrimos que ni todos los que consideramos buenos en su momento son tan santos ni los que consideramos tan malos son tan diablos. Es para el caso, una película que a mi me hizo no volver a fiarme de las apariencias de ningún personaje en adelante por mucho de "bueno" o "malo" que aparentase.
Yo nunca hubiese considerado por ejemplo que el personaje de El Camarlengo (perteneciente a la Iglesia católica) fuese un personaje "malo" habiendo realizado de acciones de ayuda con los protagonistas, sirviéndoles de guía y no expresando ningún momento motivos puramente ambiciosos o que supusiesen una relación directa con el desastre planteado por los Illuminati. Al final, resulta que el pobre Ewan McGregor es el villano de la película y yo me quedé con la boca abierta sin esperarlo... De igual forma, me sucedió con el capitán de la Guardia Suiza... desde el minuto uno de la película lo encasillé y taché de malo, por cómo hacía las cosas y por las pegas e impedimentos que establecía a los protagonistas. Pues nada, al final resulta que el personaje al que yo tachaba de (taco, taco, taco) resultó ser un personaje bueno que llevaba a cabo de manera correcta su investigación.
La verdad, a día de hoy solo me queda decir y reafirmar lo antes dicho, jamás vuelvo a fiarme de que un personaje sea tal o cual y mucho menos, por supuesto, que el argumento sea de la manera que suele ser en las películas tan idealistas. Repetiré para el caso que puede ser una película muy comercial, pero para gustos, los colores, como todo.
Lucerania Cortés Gavilán
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