Para
los que no lo sepan, en algún momento de mi vida fui soldado imperial. Supongo
que las largas y solitarias noches en la garita “viendo cine”, si sabéis a lo
que me refiero (guiño, codazo, guiño), me
hicieron tomar la decisión de abandonar mi trabajo en la Estrella de la Muerte para
buscar fortuna en CAV.
Algo
que no podía ni imaginarme era el escaso enfoque práctico que tendrían las asignaturas,
por lo que tendría que hacer la guerra por mi cuenta (pensaba que esos días se
habían acabado para mí). Los profesores, por su parte, son como un surtido de
galletas; hay de todo. Podemos apreciar al típico profesor pasota, a aquel que procura
que sus explicaciones sean claras o, incluso, al dictatorial, este último me
recuerda a alguien. Dejando esto de lado, hablaré también de otros temas no
académicos.
La
cafetería la piso casi exclusivamente como sitio de ocio, y es que no tolero la
comida que allí se sirve que, además de ser cara, podría arruinar mi tono muscular debido a su escaso aporte calórico. Entre los estudiantes de la
facultad predominan los ‘posers’ y sus melenas al viento las cuales, en mi
humilde opinión, deberían cortar. Las estudiantes no están mal, aunque deberían
realizarse actividades de intercambio con alumnas de otras facultades.
Pese
a que la experiencia ha sido enriquecedora en algunos aspectos, estoy
planteándome abandonar toda esta aventura y regresar a mi humilde garita en la
Estrella de la Muerte a grabar cine dogma en mis ratos muertos.
Stormtrooper 36
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